Albania es uno de los destinos europeos de moda en los últimos años. A pesar de recibir cada vez más turistas, este país de casi tres millones de habitantes sigue siendo un lugar especial. Situado entre Oriente y Occidente, en la península de los Balcanes, ofrece al viajero muchas cosas que ver: una bella costa, la Riviera Albanesa, bañada por el mar Jónico. Su capital, Tirana, está llena de modernidad. Además, en el norte, destacan sus montañas salvajes, conocidas como “los Alpes albaneses”.
Un viaje a Albania también supone economizar el bolsillo debido a que el coste de la vida es bajo si lo comparamos con España. Así que es un destino perfecto si buscas una escapada barata de fin de semana. La ahora república parlamentaria vivió durante más de cuatro décadas bajo un férreo régimen comunista liderado por Enver Hoxha, que mantuvo al país aislado del mundo hasta 1991. Un hecho histórico que aún se nota en el desarrollo urbanístico, redes de transporte y otro tipo de servicios.
Este estado candidato desde 2014 a formar parte de la Unión Europea y que hace frontera con Grecia, Macedonia del norte, Kosovo y Montenegro, tiene una larga historia detrás. Romanos, bizantinos, otomanos, la Italia de Mussolini o la Alemania nazi han ocupado su territorio (o parte de él) a lo largo de los siglos. Mezquitas, anfiteatros griegos, casas de arquitectura otomana, búnkeres o edificios y esculturas de la época comunista son parte de los vestigios de este pasado que se dispersan a lo largo de un territorio con una superficie similar a la de Galicia.
¿Qué debes ver en Albania?
Tirana
Si el viajero llega en avión desde España -hay vuelos desde Madrid, Barcelona y Valencia-, su trayecto empezará en la capital de Albania, Tirana. Esta ciudad, situada en el centro del país, hay que visitarla por su historia, museos y por su sorprendente modernidad. En ella podremos ver edificios o elementos funcionales como farolas que tienen formas tan originales como la de una lamparilla de noche.
Riviera Albanesa
En los últimos años, la Riviera Albanesa se ha convertido en un gran atractivo para turistas de todo el mundo, y desde luego es una de las zonas que ver en Albania. Las aguas azul turquesa de Kasimil, el destino de playa de arena blanca más popular, o el yacimiento arqueológico de Butrinto, Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, son lugares imprescindibles de ver.
Berat y Gjirokastra
Las localidades históricas de Berat y Gjirokastra, también declaradas Patrimonio Mundial por el organismo de la ONU, son otros dos puntos de gran interés turístico del sur de Albania.
Alpes albaneses
Al norte, los conocidos como Alpes albaneses conservan aún una naturaleza salvaje que impacta. Realizar la ruta de senderismo entre los valles de Valbonë y Teth y visitar la ciudad de Sköder, son opciones muy recomendables para los amantes de los paisajes montañosos.
Seis lugares (imprescindibles) que ver en Albania
A continuación, resumimos los imprescindibles: una guía con un listado de seis lugares clave que ver en Albania.
1. Tirana, la capital y punto de partida
La capital de Albania, Tirana, es el punto de partida para casi todos los visitantes que llegan en avión desde España. Quien aterrice en esta metrópoli sin demasiadas expectativas, es probable que se lleve una grata sorpresa al llegar a una urbe donde se mezclan historia y modernidad.
Una ciudad llena de historia
La plaza de Skanderberg es el centro neurálgico de Tirana. Su nombre honra al personaje medieval del siglo XV que unió a las tribus albanesas contra el Imperio Otomano. En el centro de la plaza, destaca la estatua ecuestre del héroe nacional, erigida en 1968, que atrae todas las miradas. La plaza también alberga la mezquita Et’hem Bey, del siglo XVIII, y el Museo Histórico Nacional. Este museo sobresale por el mosaico Los albaneses en su fachada y es ideal para conocer la historia de Albania. Junto a la plaza, encontrarás el Bunk’Art 2, un antiguo búnker antiatómico convertido en museo de la memoria de la época comunista. Además, un nuevo hotel y varios edificios altos reflejan el contraste entre lo antiguo y lo moderno en el centro de Tirana.
Otros puntos de interés en la capital de Albania son la curiosa pirámide, construida en 1988 como museo dedicado al dictador comunista Enver Hoxha (1908-1985). Durante muchos años ha estado en mal estado o en desuso, pero ha sufrido una remodelación y hoy es un moderno centro cultural rodeado por un parque. Se sitúa junto al río Lana en el bulevar Deshmoret e Kmbit, el eje de la metrópoli que conecta de norte a sur la plaza de Skanderbeg con la de la Madre Teresa -en honor a la Madre Teresa de Calcuta, que era albanesa- y que alberga edificios gubernamentales.
Blloku
El barrio de Blloku (bloque, en su traducción al castellano) también es un lugar que ver obligatoriamente en Albania. Fue un área restringida de acceso para los miembros del Gobierno comunista y hoy es una zona de moda donde se puede ver la antigua casa de Hoxha junto a cafés, restaurantes fashion o clubs nocturnos. Aquí podremos degustar algunos platos típicos de la cocina albanesa.
Monte Dajti
Si hay tiempo, merece la pena una excursión al monte Dajti. Con 1.611 metros de altitud y situado al este de la capital, es un oasis natural al que se puede subir en un funicular, sin duda un paisaje precioso que ver en Albania. Se llega en treinta minutos en un autobús que sale del centro de la ciudad.
2. Berat, la ciudad de las mil ventanas
Si el viajero tiene más de un fin de semana largo o una semana para visitar Albania, probablemente se dirija hacia el sur para descubrir la popular Riviera Albanesa. Para ello, además de poder desplazarse en autobús, la opción más frecuente es alquilar un coche en Tirana.
La primera parada camino a la costa albanesa suele ser Berat. Conocida como la “ciudad de las mil ventanas”, destaca por sus características casas otomanas blancas. Estas casas se apilan en forma de cascada y llaman la atención por sus famosas ventanas. Berat conserva en excelente estado la huella otomana, ya que fue conquistada en 1385 y permaneció bajo su control hasta 1912, cuando Albania se independizó. Gracias a este patrimonio, la ciudad fue declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2008. Berat se encuentra a una hora y tres cuartos por carretera desde Tirana.
La mejor vista aérea de esta genuina localidad albanesa se obtiene desde el Castillo de Berat, situado en una colina en el conocido barrio de Gorica. La otra visita es la nocturna: para admirar las casas que se expanden ladera arriba, hay que ir en frente, cruzando el río Osumi.
3. Riviera Albanesa, la costa dorada por el sol y bañada por el mar Jónico
La costa albanesa está de moda entre los turistas nacionales y extranjeros; de hecho, es uno de los principales atractivos turísticos del país balcánico. Una vez que llegamos a la ciudad portuaria de Vlorë, en el suroeste del país, se empiezan a suceder kilómetros de playas (la mayoría son de guijarros) bañadas por las aguas cristalinas.
La carretera que debemos tomar es la SH8, que es la que bordea toda la costa hasta el extremo sur. Una vez pasemos el puerto del Parque Nacional de Llogara, punto geográfico que marca la separación con la costa adriática, son más de 100 kilómetros por la costa jónica entre acantilados, montañas y vistas al espectacular azul del mar.
Dhërmi
Una primera parada podría ser la localidad de Dhërmi, situada a orillas del mar. Aquí podríamos pasar una noche y apreciar el ambiente propio de la costa albanesa, en la que se mezcla el bullicio del paseo marítimo con una sucesión de edificios que no destacan por su belleza. Tiene una gran oferta de restaurantes, hoteles y una primera playa en la que darse un chapuzón.
Gjipe Beach
A media hora por carretera siguiendo hacia el sur se ubica Gjipe Beach, una playa paradisíaca, de arena blanca y recóndita que se debe ver en Albania. Hay que subir hasta el pueblo de Ilias y meterse por una estrecha carretera de un solo carril y de doble sentido que va hacia el monasterio de San Teodoro. Una vez se deja el coche en el aparcamiento cercano al monasterio, el viajero inicia un espectacular descenso de más de media hora hasta llegar a la pequeña cala, enclavada entre paredes de roca de más de 70 metros de altitud.
Porto Palermo
Siguiendo por la SH8, y a unos 45 minutos en coche, se sitúa la bahía de Porto Palermo. En una isla unida a la costa por un istmo se encuentra el castillo de Ali Pasha, un gobernador del Imperio Otomano en los Balcanes que ostentó un gran poder en la zona durante el s. XIX. Esta fortaleza, cuyo origen se atribuye a los venecianos, se puede visitar durante el día. Si hace calor, también es posible bañarse en una de las dos pequeñas playas que están a ambos lados del istmo.
Porto Borsh y Ksamil
Los dos últimos puntos interesantes (y populares) de la Riviera Albanesa son Porto Borsh y Ksamil. La playa de Borsh es la más larga de toda la Riviera, con seis kilómetros de longitud. Es de guijarros y no es necesario alquilar una tumbona y una sombrilla como sucede en otros puntos del litoral. Ideal para pasar uno o dos días de playa, sin el barullo nocturno y apelotonamiento de hoteles y edificios de otras poblaciones.
Por su parte, Ksamil es un pueblo que ver en Albania de manera obligada. Aparece con frecuencia entre los usuarios de Instagram o en folletos turísticos y guías de Albania. Se trata de un pueblo construido en la década de los sesenta en un pequeño litoral que mira de frente a tres islotes a los que se puede llegar incluso a nado. También de frente y a apenas dos millas de distancia se puede apreciar la isla griega de Corfú. Las playas de Ksamil son de arena blanca y ofrecen atardeceres únicos. Su principal inconveniente es que son privadas y de pequeño tamaño. Es obligatorio alquilar una tumbona y una sombrilla por lo que en épocas de temporada alta no es fácil hacerse con un sitio bajo el sol.
4. Un viaje al pasado de Albania en el parque arqueológico de Butrinto
A medida que se va descendiendo hacia el yacimiento arqueológico de Butrinto, enclavado en una especie de isla bañada por el mar Jónico, las vistas son espectaculares. Se sitúa a pocos kilómetros de Ksamil, en un bello parque nacional de ecosistema mediterráneo con el característico aspecto de los parajes lagunares.
El yacimiento se ubica en la otra orilla en un promontorio con vistas a una ensenada que parece un lago. Para acceder a él, hay que subirse a una plataforma de madera flotante impulsada por un sistema de poleas muy rudimentario. Antes, se puede visitar el castillo veneciano con forma de fuerte triangular que fue construido en el siglo XV para proteger la pequeña ciudad.
Con una extensión superior a las 200 hectáreas, el parque arqueológico conserva restos del pasado griego, romano, bizantino, veneciano y otomano. Las ruinas más antiguas se remontan a la Edad de Bronce, pero la urbe como asentamiento permanente fue construida por los griegos en el siglo VIII a.C. Este impresionante museo al aire libre fue descubierto en 1920 por arqueólogos italianos y desde 1992 es Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.
Es aconsejable ir sin prisa. Sin embargo, si dispones de poco tiempo, una mañana o una tarde es suficiente para hacer la visita. Podrás admirar una torre veneciana del siglo XVI, un teatro griego del siglo II y los restos de una basílica del siglo VI con detalles bizantinos. Estos son solo algunos de los vestigios del pasado albanés.
5. La milenaria localidad de Gjirokastra, su castillo y la casa de Enver Hoxha
El recorrido en coche hasta descender por las montañas hasta el valle fluvial del río Drina es toda una experiencia por la belleza de su inmenso paisaje. A una hora por carretera desde Butrinto, Gjirokastra, una preciosa e histórica ciudad y habitada desde hace 2.500 años, se ubica en las faldas de las montañas de Mali i Gjerë (La montaña ancha, en su traducción al castellano) que forman parte de una reserva natural, la de Rrezoma.
Su centenares de casas-torre que se conservan de la época del Imperio Otomano son uno de sus grandes atractivos. Se las llama kule y son similares a las de Berat, con fachada blanca y tejados de pizarra. Aparcar el coche en la parte más baja es recomendable para ir subiendo poco a poco, a través de la Rruga e Kalasë, y observar los edificios y callejuelas empedradas hasta llegar a la parte más alta de la colina, que es donde se ubica el castillo de Gjirokastër.
Desde aquí, las vistas de la ciudad y el entorno son de una gran belleza visual. Es posible visitar las ruinas de la fortaleza -la segunda más grande de la península de los Balcanes- cuyos orígenes datan de antes de Cristo y que se han ido modificando con el paso del tiempo. Las murallas pertenecen a la Edad Media (siglo XII), pero fue Alí Pachá de Telepenë quien dio a esta construcción defensiva su apariencia actual. Se puede visitar una galería con piezas de artillería de la II Guerra Mundial y también hay un Museo de Gjirokastra y el Museo del Armamento.
Descendiendo desde esta ciudadela, merece la pena llegar hasta el bazar (Pazari i Vjetër) del siglo XVII y sus alrededores, que son el corazón histórico de esta localidad. Además del ayuntamiento y algún edificio religioso, como una mezquita, se suceden tiendas de artesanía local, merchandising o restaurantes de una gran calidad-precio en los que degustar comida típica albanesa. Esta es fruto de la influencia de las culturas que han pasado por este país (musaka, albóndigas con arroz, pasta, sopas propias de la zona…).
Para culminar la visita, la Casa Skënduli es una de las casa-torre más antiguas de Gjirokastra (data del siglo XVIII). El propietario la suele mostrar al público. Es una casa otomana hecha de madera, con chimeneas, innumerables ventanas y estancias adaptadas para el frío del invierno y el calor del verano. También es interesante acercarse a la casa donde nació el dictador Enver Hoxha o la del escritor albanés más conocido internacionalmente, Ismael Kadare.
6. Los Alpes albaneses, una maravilla de la naturaleza
Para quien le gusten los paisajes montañosos, los Alpes albaneses son entonces algo que ver en Albania de manera obligada. Están situados en los parques nacionales de los valles de Theth y Valbonë. El agua cristalina que circula por arroyos, ríos y cascadas sorprende por su pureza, reflejo del entorno salvaje que es característico de estas montañas, valles y bosques.
Su acceso remoto tiene como punto de partida la ciudad de Shkodër, en el norte, a la que se puede llegar desde Tirana tanto en coche alquilado como en autobús. Son entre dos y tres horas de trayecto por carretera. Merece la pena pasar un día en esta ciudad, para pasear y acercarse hasta el impresionante lago Shkodër. Es el lago más grande de los Balcanes, situado entre Albania y Montenegro.
Valle de Valbonë
Es frecuente que para acceder al valle de Valbonë se contrate el viaje desde Shkodër en el mismo alojamiento. Si no, en hostales internacionales ofrecen este servicio. Una furgoneta lleva al viajero a través de un recorrido largo, de más de dos horas, hasta llegar al impresionante lago Koman. Allí es donde se coge un ferry que nos transporta hacia el valle. El lago Koman es artificial, pero no lo parece; es más, muchos dicen que es como un fiordo que se adentra entre las montañas.
Al desembarcar en Fierzë, punto de acceso al valle, hay taxis locales que acercan al viajero hasta la localidad de Valbonë. Allí se puede observar lo impresionante del valle rodeado de montañas de gran altura y belleza. Hospedarse en una casa local, conocidas como guest house, es muy recomendable. Están habilitadas para los turistas y sus comidas caseras son un festín del que disfrutar de la gastronomía local. Destacan platos como la sopa con patatas y hortalizas, pastel casero de queso y yougurt natural. Es la forma de coger fuerzas para hacer la popular ruta que nos lleva al otro valle, al de Tetch, y de conocer a albaneses que habitan en una de las zonas más remotas de Europa.
Valle de Theth
Saliendo temprano a la mañana siguiente y recorrer los 15 kilómetros de caminos y senderos entre las montañas que separan el valle de Valbonë con el de Theth es una de las grandes experiencias del viaje a Albania. Del inicio llano y parte por carretera, se pasa a un ascenso continuado para salvar unos 1.000 metros de desnivel que se pueden hacer duros. Finalmente, ya en lo más alto, comienza el descenso hasta Theth. Las vistas son espectaculares y se disfruta mucho de la ruta si el tiempo acompaña. En total, ocho o nueve horas de caminata, dependiente de las paradas para comer y descanso que se quieran hacer.
Finalmente, en Theth, hay muchos alojamientos, además de guest house. En este valle también merece la pena hacer alguna ruta si disponemos de tiempo. Por ejemplo, acercarse hasta el manantial del Ojo Azul o observar la Kulla de Teth, una enigmática torre de autorreclusión construida hace más de 400 años. Desde aquí se contrata el viaje de vuelta a Shkodër en furgoneta, que es de unas tres horas de duración. No es necesario embarcarse de nuevo en un ferry.
¿Cuál es la mejor época para viajar a Albania?
En Albania, el clima es, en general, templado. Pero todo depende de la zona que queramos visitar. Si la decisión es pasar unos días en la Riviera Albanesa, los inviernos son suaves y los veranos calurosos. Si la idea es invertir tiempo en los Alpes albaneses, el invierno allí es duro y la nieve es la tónica general. En cambio, el verano es templado y no demasiado caluroso.
Este país balcánico tiene a la vez clima mediterráneo cálido (propio de la costa); clima subtropical; clima oceánico; clima continental (característico de las zonas montañosas); y clima subártico.
En invierno, como en otros países europeos, es la estación en la que más llueve. Por tanto, es recomendable viajar a Albania en otoño, primavera o verano.
Evitar agosto quizá ayuda a que la costa no esté tan masificada de turistas y nos ahorramos temperaturas de un calor bochornoso.
¿Cuántos días son necesarios para visitar Albania?
Dependiendo del tiempo del que se disponga, se puede ver Tirana en un fin de semana. Si la idea es acercarse también a La Riviera Albanesa, algo muy recomendado que ver en Albania, se necesitará al menos una semana para disfrutar de esta costa. Así como si consideramos hacer paradas en lugares históricos como el Parque Nacional de Butrinto o las ciudades de Berat y Gjirokastra.
Si se dispone de más de una semana, además de Tirana, la Riviera Albanesa, Berat y Gjirokastra, se puede incluir un viaje al norte. Será el momento perfecto para adentrase en los conocidos como Alpes albaneses, realizar la ruta de senderismo entre los valles de Valbonë y Teth y visitar la ciudad de Sköder.
Y para quien llegue a Albania solo con la idea de ir hacia el norte para adentrarse a fondo en los Alpes albaneses: cuatro o cinco días son suficientes si el acceso se hace con Tirana como punto de partida.
En definitiva, Albania es un destino que sorprende con su historia, paisajes únicos y hospitalidad. Para disfrutar de tu viaje con total tranquilidad, recuerda la importancia de llevar un seguro de viaje completo que cubra imprevistos en cualquier rincón del mundo. Con Heymondo, podrás explorar Albania sabiendo que estás protegido y listo para vivir la experiencia al máximo.
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