Si estás planeando un viaje a un destino donde la altitud es superior al nivel del mar, especialmente por encima de los 4.000 metros, corres el riesgo de sufrir mal de altura. Por esta razón, siempre recomendamos viajar con un seguro de viaje.
Dado que la presión atmosférica y la presión parcial de oxígeno en el aire que respiramos disminuyen continuamente, cada vez llega menos oxígeno a la sangre y a nuestros tejidos. Como resultado, el cuerpo es incapaz de funcionar de la manera adecuada. El mal agudo de montaña, conocido con el acrónimo de MAM, agrupa una serie de trastornos que se producen como consecuencia de pasar un largo periodo de tiempo en regiones que están muy por encima del nivel del mar.
Antes de visitar destinos de alta montaña, te serán útiles una serie de consejos para detectar y prevenir el mal de altura, y saber cómo actuar en caso de sufrirlo. En este artículo encontrarás todos los detalles enfocados a prevenir el mal de altura.
Índice
Países y poblaciones en las que puedes sufrir mal de altura
Perú, Bolivia y Chile son países que concentran algunas de las poblaciones más altas del mundo y también, de las más visitadas. Estas son algunas de las 10 poblaciones de Latinoamérica que se encuentran por encima de los 3.500 metros y que por su gran belleza, vale la pena visitar:
1. Cuzco (Perú)
Esta ciudad situada a 3.400 metros, es una de las imprescindibles que ver en Perú. No en vano, se la denomina «la capital histórica de Perú» o «la Roma de América». Te recomendamos esperar al menos tres días allí para aclimatarte antes de visitar Machu Picchu o ascender a la montaña Vinicunca.
2. Puno (Perú)
La urbe está enclavada a orillas del lago Titicaca y se encuentra a 3.800 metros. Conocer de primera mano el lago navegable más alto del mundo es una visita obligada si vas a Perú. Las medidas para evitar el mal de altura debes tenerlas aún más en cuenta navegar el lago en catamarán, ya que el mareo causado por la navegación puede aumentar el malestar físico.
3. Juliaca (Perú)
Al igual que Puno, Juliaca está a unos 3.800 metros y es una de las ciudades más grandes de Perú. Su ubicación en la meseta Collao la expone a constantes corrientes de aire. Por ello, se la denomina «Ciudad del Viento». Es recomendable subir el cerro Huaynarroque y contemplar el paisaje desde su mirador, pasear por la isla de Amantaní y conocer la laguna de Chacas y sus alrededores.
4. Cerro de Pasco (Perú)
A pesar de estar situada a 4380 metros, Cerro de Pasco es el hogar de unas 50.000 personas. Dada su importancia como centro minero, a esta población peruana se le conoce como la capital minera del país. Podrás practicar deportes de aventura, contemplar las cataratas en el Bosque de Piedras de Huayllay y disfrutar de un cálido baño en las relajantes aguas de La Calera.
5. La Rinconada (Perú)
La Rinconada tiene la distinción de ser la ciudad más alta del mundo. Se localiza ni más ni menos que a 5.130 metros. Sorprendentemente, aquí viven aproximadamente 60.000 personas. Esta localidad peruana cuenta con pintorescos lagos y minas, lo que la convierte en una gran opción para quienes disfrutan de las aventuras de alta montaña.
6. La Paz (Bolivia)
En Bolivia se pueden visitar varias ciudades de altura y explorar muchas maravillas naturales. Uno de los destinos más populares del país es La Paz, su capital, que se encuentra situada a unos 3.600 metros.
Te recomendamos ir de compras al Mercado de las Brujas y deleitarte con la belleza arquitectónica de la Plaza Murillo y la calle Jaén. También puedes disfrutar de una vista panorámica de la urbe desde el mirador Killi Killi y el teleférico, y hacer una excursión por el Valle de la Luna.
7. Oruro (Bolivia)
La quinta urbe más grande de Bolivia tiene una elevación de unos 3.700 metros. Oruro se ha convertido en un importante centro de extracción de plata y en un popular destino turístico. El Carnaval de Oruro, reconocido por la UNESCO por su importancia religiosa y cultural, es una de las celebraciones más populares del país.
8. Potosí (Bolivia)
Pese a estar 4070 m s. n. m., esta ciudad boliviana alberga a unos 170.000 habitantes. Potosí está inscrita en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO desde la década de 1980. Entre los siglos XV y XVII, produjo casi la mitad de toda la plata del mundo en circulación del viejo continente. Además, se ubica a solo tres horas del Salar de Uyuni, un idílico desierto de sal de 11.000 m2.
9. El Alto (Bolivia)
La localidad de El Alto hace honor a su nombre: se encuentra a 4.150 metros de altura. Lo anterior la convierte en uno de los asentamientos humanos más altos de Bolivia y el resto del mundo. Las principales atracciones de esta zona son las lagunas Muruqu Qhuta y Colorada, la represa Milluni y las ruinas de la Ex estuquera, un complejo abandonado con grandes chimeneas y hornos de barro.
10. Parinacota (Chile)
Al hablar de las poblaciones más altas de Sudamérica, no puede faltar Parinacota. Se trata de una pequeña aldea a 4400 metros de altura. Fue considerada Monumento Nacional de Chile en la década de 1970. Actualmente es un pueblo desierto, pero eso no ha impedido que miles de excursionistas lo visiten cada año para disfrutar de sus atractivos turísticos. Estos incluyen lagos, lagunas y construcciones que datan del siglo XVII.
¿Cuándo empieza el mal de altura?
Como se ha mencionado anteriormente, las señales del mal de montaña pueden aparecer desde los 2.000 hasta los 4.000 metros de altitud. A 3.000 metros, el 30% de los viajeros presentaban síntomas, mientras que a 4.000, pueden verse afectados entre el 65 y el 70%.
Síntomas del mal de altura
Como se ha indicado al principio, al ascender se reduce la cantidad de oxígeno en cada respiración. Como la cantidad de oxígeno que llega a la sangre y a los tejidos disminuye, el cuerpo humano se ve obligado a adaptarse a las nuevas circunstancias. Sin embargo, algunas personas no se aclimatan de la manera esperada y, como resultado, sufren los síntomas del mal de altura. Estos suelen aparecer entre 6 y 12 horas después de llegar al destino e incluyen:
- Debilidad y fatiga extrema
- Fuerte dolor de cabeza
- Insomnio y somnolencia
- Mareo, náuseas y vómito
- Pérdida de apetito
- Vértigo
La intensidad de los síntomas antes mencionados depende de la altura en la que te encuentres, el ritmo del ascenso y el esfuerzo implicado. Existen diversos métodos para valorar la gravedad del mal de altura, siendo uno de los más utilizados el cuestionario Lake Louise. Este sistema le asigna una puntuación a los principales signos del mal de montaña.
Si bien la cefalea es un signo distintivo del mal de altura, el diagnóstico de esta afección requiere la confirmación de uno o más síntomas adicionales y una puntuación de 3 o más en el cuestionario Lake Louis. Un total de 6 apunta a un mal de montaña grave.
Ahora bien, no hay que confundir el mal de montaña con los cambios fisiológicos que todos los viajeros experimentan al llegar a regiones muy altas. En un escenario así, se consideran normales los siguientes síntomas:
- Respiración más frecuente y más profunda
- Dificultad para tomar aire durante la actividad física
- Alteración en el ritmo respiratorio al dormir
- Interrupciones frecuentes del sueño durante la noche
- Aumento en la necesidad de orinar
Precauciones para evitar el mal de altura
Es esencial aclimatarse a la altitud alcanzada antes de seguir adelante. Es decir, el ascenso debe ser gradual para que el cuerpo se adapte poco a poco a la falta de oxígeno. Cuando se asciende a más de 2.000 metros, se recomienda esperar 2 o 3 días antes de pasar la noche a una altitud superior. Además, es recomendable no ascender más de 300 metros diarios a fin de preparar gradualmente tu cuerpo para una altitud mayor.
A partir de los 5.000, deberás limitar tu ascenso de la jornada a 250 metros, y no subir más de 200 metros diarios al llegar a los 6.000 metros. Algunas personas se aclimatan pronto, otras lo hacen a un ritmo más lento. También es posible que la misma persona experimente el mal de montaña durante un viaje y no padezca ningún síntoma en otro viaje. Esto puede suceder incluso cuando la altura es la misma en ambas ocasiones.
Otras maneras prácticas de prevenir el mal de altura son:
- Evitar actividades que pueden alterar aún más la respiración, como el ejercicio intenso, comer en exceso e ingerir alcohol.
- Dormir a una altitud inferior a la que se ha estado durante el día, nunca a la inversa.
- Consumir una cantidad adecuada de carbohidratos para evitar que la falta de glucosa aumente la sensación de cansancio y beber suficientes líquidos (de 3 a 4 litros al día) para reducir el riesgo de deshidratación.
- Esperar a que desaparezcan todos los síntomas del mal de montaña antes de seguir ascendiendo.
- Descender si los síntomas no dejan de empeorar.
Tratamiento del mal de altura
Actualmente, no hay un tratamiento específico para impedir la aparición de los síntomas del mal de montaña. Pero eso no quiere decir que no existan maneras de prevenirlo o de evitar que se agraven los síntomas. Hablemos de algunas recomendaciones que te serán de gran ayuda.
Cuando los síntomas son leves, es esencial mantenerse bien hidratado, ingerir carbohidratos suficientes para estar bien nutrido y tomar analgésicos suaves para aliviar el dolor de cabeza. Ahora bien, si los signos se agravan, deberás descender cuanto antes a la menor altura posible. Es fundamental que lo hagas acompañado de alguien que te pueda ofrecer asistencia en caso de ser necesario. En ocasiones, un descenso de tan solo 400 metros mejorará tu estado de salud. No vuelvas a ascender hasta que el malestar haya desaparecido.
Durante el viaje, debes evitar por completo recurrir a los sedantes para el insomnio, ya que estos tienden a producir cambios en la respiración. Se ha comprobado que tomar acetazolamida antes de emprender el ascenso contribuye a prevenir el mal de montaña y a acelerar la recuperación cuando se presentan síntomas. Los posibles efectos secundarios de este medicamento son dolor de cabeza, náuseas y visión borrosa.
Consecuencias del mal de altura
Seguir ascendiendo al mismo ritmo a pesar de presentar síntomas propios del mal de montaña aumenta el riesgo de desarrollar graves problemas de salud. ¿Cuáles son los más comunes y qué señales de alerta producen?
Edema pulmonar de altura. La respiración dificultosa, rápida y superficial, la cefalea, el dolor u opresión en el pecho, la tos con secreciones sanguinolentas y espumosas, las náuseas, las palpitaciones, el cansancio extremo y la somnolencia son características comunes de este afección. Además, puede escucharse un sonido burbujeante al respirar, y los labios y uñas pueden tornarse de un tono azulado como resultado de la disminución en los niveles de oxígeno. La mayoría de las veces, esta clase de edema pulmonar es el resultado de realizar actividad física vigorosa a grandes alturas.
Edema cerebral de altura. Es la consecuencia más grave del mal agudo de montaña (MAM). A menudo, se produce en personas que ignoran los primeros síntomas y siguen con el ascenso. Los pacientes con edema cerebral de altura suelen mantener la cabeza gacha y el cuello doblado, y experimentar cefalea, náuseas y vómitos, desequilibrio al caminar, debilidad, desorientación, alucinaciones y lagunas mentales. El tratamiento comprende las mismas terapias que se implementan para el edema pulmonar de altura.
El mal de altura también puede provocar otras consecuencias, como insuficiencia cardíaca congestiva, agrandamiento del ventrículo derecho y hemorragia retiniana. Esta última consiste en el sangrado de la retina, se produce a partir de los 5000 metros de altitud y no presenta síntomas previos. Por lo tanto, es fundamental que desciendas inmediatamente si experimentas esta complicación. El insomnio de altura es otra afección derivada de los ascensos repentinos. Se caracteriza por un descanso nocturno poco reparador e interrupciones repentinas del sueño acompañadas de falta de aire.
Teniendo en cuenta todo lo que ocasiona el mal de montaña, es importante contratar un seguro que, entre otras coberturas, te ofrezca la posibilidad de recibir asistencia médica con carácter de urgencia.
¿Cuánto dura el mal de altura?
Aunque los signos del mal de altura sean leves, deberás guardar reposo durante 24-48 horas antes de reanudar la excursión. Por otro lado, si los signos se agravan, se debe descender tanto como sea posible.
Por lo general, se necesitan unos pocos días para aclimatarse a alturas superiores a los 3.000 metros. Durante este período de adaptación, el cuerpo acelera la respiración y produce más eritrocitos para transportar oxígeno a los tejidos.
Lograr que el organismo se acostumbre a una elevación mayor a los 5.300 metros requiere de muchos días o incluso semanas. Tras completar el período de aclimatación, algunos individuos desarrollan la capacidad realizar casi todas sus actividades normales. Ahora bien, la completa adaptación no siempre es posible a esa altura.
Si vas de viaje a países con gran altitud, no olvides tu seguro
Tanto si vas a ascender a la cima de una montaña como practicar senderismo. Si vas a visitar un destino a grandes alturas, es fundamental que cuentes con un seguro de viaje que incluya asistencia médica.
Heymondo es tu mejor opción en materia de seguros de viaje ya que dispone de una app móvil con las siguientes características:
- Chat y videoconsulta con médicos disponibles las 24 horas. Siempre que tengas una consulta sobre tu estado de salud, puedes enviarla al chat de Heymondo y obtener una respuesta instantánea de nuestros expertos médicos. La aplicación también te permite cargar fotos y documentos que le permitan al equipo de especialistas hacer un diagnóstico más certero.
- Asistencia médica en el destino. Heymondo te ayudará a localizar el centro médico más cercano, o a resolver cualquier otra cuestión relacionada con el seguro. Podrás realizar una llamada sin coste alguno; solo necesitarás una conexión a internet.
- Área personal. Toda la información de tu póliza será accesible desde la app, incluida la cobertura de tu seguro de viaje y los datos de contacto. Así estarás seguro de tener a la mano todo lo que necesitas en caso de emergencia.
- Gestión de incidentes. Ante cualquier imprevisto, como retrasos en tu vuelo, daño o robo de tu equipaje, tramita y carga la documentación necesaria.
Contar con un seguro de viaje Heymondo te ayudará a resolver de forma inmediata cualquier incidente que tú y tus acompañantes podáis sufrir durante vuestras vacaciones.
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