Soy Alex Martínez, creador del blog Mochila Exprés, donde cuento mis locuras viajeras y animo a la gente a descubrir el mundo con mis consejos. He recorrido más de 75 países en los 5 continentes y continuamente estoy soñando nuevas aventuras y experiencias por tierra, mar y aire.

El ser humano siempre ha tenido una especial relación amor-odio con los fenómenos naturales para los que no encontraba explicación. A lo largo de los siglos, relámpagos, eclipses, volcanes, terremotos y otras fuerzas de la naturaleza han causado pavor, a la vez que nos producían una irresistible atracción por su increíble poder y su enigmático origen.

Aunque se han ido encontrando explicaciones, no podemos evitar cierta fascinación por estas vehementes demostraciones del poder de la Tierra. No extraña por eso que en algunas culturas todavía se les atribuyan propiedades divinas, especialmente en el caso de los volcanes, por su capacidad destructiva.

Mis primeros pasos tras los volcanes: Costa Rica e Indonesia

Volcán Bromo Indonesia

Mi fascinación por los volcanes nació de manera espontánea hace ya muchos años, cuando mi curiosidad me llevó a visitar el volcán Poas y el Arenal en Costa Rica. Fue una primera toma de contacto sin encender todavía la llama de la pasión, ya que no pude contemplarlos en plena actividad. Posteriormente, en Indonesia me estremecí con el venerado monte Bromo, humeante y desafiante, escoltado por los cráteres de sus hermanos Semeru y Matok. Entonces comprendí la adoración por ellos de la población local, que entienden que forman parte del epicentro del mundo y son el hogar de numerosos dioses. Las alucinantes vistas del Bromo, así como el sonido sordo que surgían de sus entrañas me marcaron para siempre.

Volcán Ijen Indonesia

Indonesia está situada en pleno cinturón volcánico del Pacífico y se pueden ver otras montañas de fuego, como el mítico Agung de Bali. Pero si hay otro que me ha dejado un recuerdo imborrable es el Ijen. Un desolador lugar de arrebatadora belleza que se ha hecho famoso por las condiciones infrahumanas en las que extraen el azufre de sus inmediaciones.  Pero más allá de este controvertido trabajo, el Ijen ofrece una imagen de postal, con el cráter cubierto de aguas de color verde esmeralda, con las orillas cubiertas por el manto amarillo del azufre.

Erta Ale y Dallol (Etiopía)

Erta Ale Etiopía

A partir de ese momento, mi curiosidad por los volcanes se convirtió en obsesión y me empeñé en contemplar una erupción de cerca. Etiopía premió finalmente mi búsqueda con el volcán Erta Ale. Una exigente aventura no exenta de riesgo, ya que a las extremas condiciones climáticas con temperaturas de más de 50ºC, se une el hecho de que los últimos años ha habido ataques militares por parte de milicias de Eritrea. Por eso, el ascenso a la cima se realiza con la protección de un militar armado con un fusil de asalto. El esfuerzo mereció la pena y me condujo hasta el mismo borde del cráter, desde donde se podían ver olas de lava brotando a escasos 100 metros bajo nuestros pies. Fue un momento absolutamente indescriptible que me paralizó literalmente. Un espectáculo hipnótico y del cual no me quería ir nunca.

La experiencia se completó en el desierto del Danakil con el Dallol, un cráter de colores lisérgicos producto del azufre y otros minerales que nos trasportan a planetas lejanos exentos de vida. De hecho, este inhóspito lugar es conocido como “El Infierno en la Tierra” por sus condiciones extremas, con temperaturas abrasadoras, pozas en ebullición y charcas con ácido.

Guatemala

Volcán Fuego

La brutal expedición del Erta Ale y el Dallol me animó a seguir persiguiendo volcanes por todo el mundo. Mi siguiente parada fue Guatemala, donde no tuve muy buena suerte. Fui atraído por el volcán Pacaya, que suele presentar bastante actividad volcánica pero cuando lo ascendí solamente pude contemplar algunas coladas de lava que desprendían fumarolas. Aún así, este maravilloso país me deleitó con las vistas de otras cumbres volcánicas, como el majestuoso Agua.

Islandia

Volcán Fagradalsfjall Islandia

La Tierra de hielo y fuego es otro de los destinos que no te puedes perder si eres un enamorado de los volcanes. He visitado la isla en dos ocasiones y dudo que sea la última. La primera vez descubrí un país lleno de contrastes y paisajes que difícilmente encontrarás en otro sitio. Cataratas, glaciares y volcanes hacen de este país una joya de la naturaleza. En zonas como el lago Myvatn se pueden ver fumarolas y cráteres que nos recuerdan la continua actividad geotérmica. Esto ha generado numerosas fuentes termales que son el complemento perfecto a un intenso día de trekking, con relajantes baños a 40ºC.

Con más de 130 volcanes y algunos de ellos realmente juguetones, lo convierten en uno de los países con mayor riesgo de erupciones. La última ha sido la del volcán Fagradalsfjall y estuvo activa durante más de 6 meses. Fue otra oportunidad para regresar a Islandia y pude ver a escasos 200 metros esta enorme mole expulsando ríos de lava y con continuas explosiones. Sin duda, otro momento realmente emotivo y que me costará borrar de mi retina.

Azores

volcanes San Miguel de Azores

No hace falta viajar demasiado lejos para poder disfrutar del embrujo de los volcanes. Uno de mis grandes descubrimientos viajeros de los últimos años fue San Miguel de Azores. Allí me sentí diminuto ante la gigantesca Caldeira das Sete Cidades y pudimos degustar el famoso cocido de Furnas, preparado bajo tierra aprovechando el calor que proviene de las entrañas de la Tierra.  Y para que la experiencia geotérmica sea completa, no te puedes ir de Azores sin darte un baño en alguno de las pozas termales. En definitiva, un destino realmente exótico, sin apenas turismo y al alcance todos los bolsillos.

Lanzarote y La Garrotxa

Volcan Caldera Blanca

En España también se puede satisfacer el deseo irrefrenable de visitar volcanes. Sin ir más lejos, en 2021 la isla de La Palma sufrió en sus propias carnes la furia de la Tierra y atrajo a miles de curiosos. Otra isla muy atractiva para observar cráteres y campos de lava es Lanzarote. El parque nacional de Timanfaya es una auténtica lección de geología que cubre un área de más de 50 hectáreas y cuenta con más de 25 volcanes. La zona acotada se puede solamente recorrer en un bus habilitado al turismo, pero también se pueden realizar caminatas a través de campos de lava o ascender al imponente cráter de Caldera Blanca.

volcanes la garrotxa

Por último no me quería olvidar de La Garrotxa, la zona volcánica más amplia de la Península. Ahí reposan nada menos que 42 volcanes, que aunque llevan inactivos  miles de años se podrían reactivar en cualquier momento. Es una comarca realmente atractiva, con preciosos parajes donde se pueden ver además de los volcanes, coladas de lava, columnas de basalto y pueblos medievales.

Sueños viajeros

Pese al relativo parón que ha supuesto la pandemia, mis sueños no se han detenido y ya estoy pensando en las siguientes aventuras. Tengo varios destinos que quiero descubrir en los próximos años. El primero es el volcán Nyiragongo, en el Congo. Es un viaje que tenía en mente hace dos años y tuve que cancelar, pero espero recuperarlo. También tengo pendiente el archipiélago de Hawai y ya estoy pensando en la ruta, por lo que no creo que tarde mucho en realizarlo. Y por último, ansío recorrer la Península de Kamchatka, un destino con naturaleza salvaje e indómitos volcanes que desde hace tiempo me viene rondando la cabeza.

Ya sé que nuestros sueños viajeros no siempre son destinos cómodos ni convencionales, pero ya lo decía Ray Charles: “Los sueños, si son algo buenos, son un poco locos”. Así que, dejemos que el corazón baile al ritmo de la locura.

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