Impresiona no solo por sus casi diez millones de kilómetros cuadrados de extensión—es el segundo país más grande del mundo, después de Rusia—, sino también por su rico patrimonio cultural y su impresionante diversidad paisajística. Desde magnéticas ciudades hasta playas salvajes, glaciares, lagos, bosques y tundras heladas, cada rincón de este vasto territorio ofrece algo fascinante. Quizá, precisamente, el reto está en escoger qué ver en Canadá o qué lugares imprescindibles incluir en la ruta.
Índice
Introducción al país: cifras y datos
Sus 41 millones de habitantes convierten a este territorio en un crisol de costumbres, religiones, etnias e idiomas. Una mezcla que los canadienses celebran con orgullo. De hecho, el multiculturalismo fue reconocido como política de Estado en el año 1971, con la creación de un ministerio específico y una ley que insta a cada persona a promover este valor en su vida cotidiana.
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Cultura y educación
La gastronomía de Canadá es un reflejo de esta fusión cultural a lo largo de los años, con raíces británicas, francesas e indígenas. Algunos de los platos típicos a destacar son el poutine o patatas fritas con queso en grano y salsa gravy, el salmón ahumado o el tourtière o pastel de carne característico de Quebec. Tampoco podemos olvidarnos del clásico maple syrup o jarabe de arce y el vino de hielo, procedente de la fermentación de uvas congeladas en la cepa.
Uno de los pilares de su progreso socioeconómico es el acceso a una educación de calidad. Y es que desde el año 2007, Canadá ha encabezado las naciones del Grupo de los Siete o G7 en materia de títulos postsecundarios. A escala mundial, este es uno de los países más formados. Así lo corroboran los datos registrados por la World Population Review: entre un 58% y 76% de la población de canadienses de 25 a los 64 años ha finalizado estudios terciarios.
Territorio
Puede sonar curioso, pero Canadá tiene muchas áreas deshabitadas y conquistadas por la propia naturaleza. Si bien este país es algo más grande que Estados Unidos, solo tiene el 11% de la población que el territorio estadounidense. Además, alrededor del 90% de su superficie terrestre se encuentra despoblada.
Si seguimos con las cifras de récord, Canadá reúne más lagos que el resto del mundo. Nada menos que unos tres millones, lo que se traduce en un 20% de las reservas de agua dulce a nivel mundial. Alberga, además, el 10% del total de bosques de todo el planeta. De manera que algunos de sus parques nacionales superan en tamaño a países enteros. También contiene la línea costera más larga del mundo, que mide unos 202,080 kilómetros.
Canadá tiene la fortuna de ser un acierto como destino a lo largo de las cuatro estaciones del año. En especial para los aficionados a los deportes de invierno y las actividades al aire libre: kayak, snowboard, patinaje sobre hielo, esquí o senderismo, por mencionar unas pocas.
Qué ciudades ver en Canadá
No escasean las opciones de entornos urbanos según los gustos y el perfil de cada viajero. Arquitectura con influencias europeas, núcleos rodeados de océano y montañas, equilibrio entre modernismo y tradición, ocio non stop… Si estás planeando un viaje a Canadá, estas ciudades son algunas de las paradas que no debes dejar de explorar:
Toronto
Una de las urbes que lleva el sobrenombre de must-visit es Toronto, a orillas del lago Ontario. Además de ser la ciudad más grande del país y ejercer como capital financiera, destaca por su espíritu cosmopolita e internacional, con carismáticos barrios como Little Italy, Greektown o Chinatown. Posee una atractiva oferta cultural que engloba conciertos, recitales de danza, representaciones teatrales, ferias gastronómicas y exhibiciones en museos.
Como epicentro cultural está el Museo Real de Ontario, que es la mayor entidad dedicada a la cultura mundial y la historia natural de Canadá. Su horizonte urbano está presidido por la emblemática torre de radiodifusión CN Tower, cuyos más de 500 metros (unos 147 pisos) le hicieron ganarse el título de la más alta a nivel mundial hasta que fue superada por el Burj Khalifa de Dubai en 2007. La Bolsa de Valores de Toronto y otras sedes corporativas conviven, a su vez, con pulmones verdes como el High Park y las Islas de Toronto. Estas últimas son ideales para descansar del ajetreo urbano, y están comunicadas por un ferry que parte desde la terminal Jack Layton.
Vancouver
Entre las montañas y el océano Pacífico emerge Vancouver, en plena costa oeste canadiense. Esta ubicación privilegiada supone un reclamo turístico para todos aquellos que desean aprovechar la temporada de esquí y snowboard, realizar una travesía en kayak o subir a la cima. Con un enfoque cada vez más orientado hacia la sostenibilidad urbana y una potente escena gastronómica, Vancouver presenta un equilibrio perfecto entre la naturaleza y el dinamismo de una gran metrópoli.
Quebec
El casco antiguo del Viejo Quebec otorga a esta zona el reconocimiento como única ciudad amurallada que sigue en pie en América del Norte. Así como la primera urbe norteamericana recogida en el listado de lugares clasificados como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. En esta área se emplaza el icónico hotel Le Château Frontenac y el coqueto distrito Petit Champlain repleto de boutiques de moda y bistros.
Montreal
Y hablando de fusiones, no podemos dejarnos en el tintero a Montreal, perteneciente a la provincia de Quebec. En la arquitectura de esta ciudad se hace evidente la influencia francesa (y no solo porque este sea el idioma oficial de esta provincia). Así que no deberías extrañarte si sientes que te has trasladado a París de golpe al recorrer sus calles empedradas y contemplar la basílica neogótica de Notre-Dame o el Hotel de Ville, actual sede del ayuntamiento. A modo de curiosidad, esta es la segunda ciudad francófona más grande después de la capital parisina.
Paisajes que atrapan: lugares que visitar en Canadá
Cataratas del Niágara
Otros rincones que vale la pena descubrir en Canadá son las Cataratas del Niágara, con su imponente caída que compone una postal difícil de olvidar. Los lagos cristalinos del Parque Nacional Banff reflejan las Montañas Rocosas recubiertas de nieve mientras que el cielo nocturno de Jasper y sus glaciares milenarios evocan historias sobre tiempos remotos.
Pasamos de los cuerpos de hielo a los Badlands canadienses de Alberta: un paraje compuesto por cañones y crestas rojizas aradas por el viento en los que todavía se pueden observar fósiles de dinosaurios.
Gros Morne
Mientras tanto, el entorno de Gros Morne atesora un conjunto de fiordos escarpados y costas salvajes que no necesitan filtros para sacar a relucir su majestuosidad natural. De la misma manera que el asentamiento vikingo de L’Anse aux Meadows vibra por su valor testimonial e histórico al tratarse del único lugar conocido en el que esta comunidad decidió establecerse dentro de América del Norte.
Bahía de Fundy
En la costa atlántica, la Bahía de Fundy puede presumir por dos motivos principales. Por las singulares formaciones rocosas de Hopewell Rocks y por tener algunas de las mareas más altas del mundo, cuyos movimientos juegan a hacer aparecer y desaparecer el lecho marino. No sobran las menciones al espectacular Great Bear Rainforest en la provincia de la Columbia Británica. Un bosque lluvioso templado que ocupa más de cuatro millones de hectáreas y es el hábitat exclusivo de los “Spirit Bears”, una curiosa variedad de osos negros dotados de pelaje blanco debido a un rasgo genético poco común.
El mosaico de paisajes, ciudades y planes de ocio y aventura que ofrece Canadá es tan amplio como variado. Por lo que los viajeros de todos los perfiles podrán disfrutar de experiencias inigualables en el país. Tanto si ya tienes claro que este será tu próximo destino a explorar como si todavía estás valorando opciones, sigue leyendo para no perderte ninguna de nuestras recomendaciones:
¿Cuál es la mejor época para ir a Canadá?
Vayamos con lo básico. Elegir el momento adecuado para visitar Canadá es fundamental para disfrutar al máximo según las expectativas de cada viajero. Pero no te preocupes: no hay opciones incorrectas. Lo cierto es que la mejor época para viajar a Canadá depende en gran parte del presupuesto, las preferencias de actividades a realizar o las provincias que formarán parte de la ruta. Conviene, así pues, tener en cuenta las variaciones del clima, porque condicionan el tipo de actividades disponibles y el horario de apertura de ciertos establecimientos.
¿Cuándo es más caro viajar a Canadá?
Los costes de viajar a Canadá varían según la temporada y la demanda turística. No obstante, existen dos picos que marcan la temporada alta: los meses comprendidos de junio a agosto (época estival) y de diciembre a comienzos de enero. Debes recordar que, durante estas fechas, los precios de los vuelos y los alojamientos sufren un incremento. Por lo que te resultará más caro viajar a Canadá.
¿Y cuándo es más barato viajar a Canadá?
Pueden darse ciertos cambios, pero lo habitual es que noviembre y los meses de marzo hasta abril sean más económicos para planificar tu llegada al país. Puesto que entran dentro de la temporada baja y es cuando baja la afluencia turística. El mes de noviembre, por su parte, refleja la transición entre la despedida del otoño y la entrada del invierno. Por lo que hay ciertas actividades al aire libre que dejan de estar disponibles hasta el próximo año. Por otra parte, los meses de marzo y abril todavía son accesibles y es habitual toparse con promociones interesantes en vuelos y alojamientos. En cualquier caso, trata de reservar todos los servicios con cierta antelación para buscar los precios más competitivos.
¿Cómo es el verano en Canadá?
De junio a septiembre, el clima en Canadá es templado y agradable en la mayor parte de las regiones. Con temperaturas que oscilan entre los 15 y los 30 grados, lo que ofrece el marco perfecto para practicar deporte al aire libre.
¿Cómo es el invierno en Canadá?
Si estás buscando vivir una experiencia invernal 100% canadiense, tienes que planificar tu llegada entre los meses de diciembre y marzo. Estas son las fechas más acertadas para disfrutar del esquí, el patinaje sobre hielo, el snowboard o los festivales de invierno celebrados en Ottawa y Quebec. Por otra parte, estos son los mejores meses para ver las auroras boreales pintando los cielos nocturnos de Canadá. Así que no puedes dejar pasar la oportunidad. Te sugerimos que te alejes lo máximo posible de la costa y pongas rumbo hacia el norte para contemplar estas luces en todo su esplendor y sin nubes encima. La apuesta segura para presenciar este fenómeno celestial son los Territorios del Noroeste, donde las auroras boreales aparecen más de 200 noches al año, además de Yukón y Nunavut. A continuación te ampliamos más información sobre los lugares imprescindibles que debes incluir en tu viaje a Canadá:
¿Qué no puedes dejar de ver en Canadá?
Cataratas del Niágara
Este paisaje fluvial que se enmarca entre el estado de Nueva York en los Estados Unidos y la provincia canadiense de Ontario es capaz de dejar con la boca abierta a quienes se acercan a conocerlo. Razón por la que suele encabezar todos los listados de rincones que ver en Canadá. También ha figurado como escenario en clásicos del cine de la talla de Piratas del Caribe (2007), Superman II (1980) o Niágara (1953). Este último film, además, catapultó al estrellato a la joven Marilyn Monroe y arrasó en las taquillas aquel año. Te hacemos un avance de lo que vas a ver, aunque cabe avisar desde ahora que la descripción se queda corta.
Debido a su posición a unos 236 metros sobre el nivel del mar con una caída de 51 metros, el ruido del agua al precipitarse en cascada se transforma en la banda sonora de un entorno tan desbordante como sereno. A esta demostración de inmensidad se le suma la bruma que envuelve las cataratas con su frescura, además de un festival de reflejos coloridos que producen los arcoíris con la luz del sol. Las tres corrientes de agua que conforman esta maravilla natural se denominan Horseshoe Falls, American Falls y Bridal Veil Falls. Si bien el conjunto de las Cataratas del Niágaras no son las más altas del planeta, asombra todo el caudal de agua que es capaz de desplazar. Nada menos que una media de 110.000 metros cúbicos de agua por minuto.
Actualmente es posible realizar visitas tanto diurnas como nocturnas, y precisamente ya hay quienes se decantan por conocer ambas caras de las Cataratas del Niágara. Ya sea a plena luz del día o con iluminación de colores que contraste en la noche, la forma de vivir esta experiencia dependerá de cada viajero. Aquí van algunas sugerencias: subir a la torre de observación Skylon para gozar de unas vistas panorámicas increíbles y cenar en su restaurante giratorio, asistir a un show de fuegos artificiales, realizar una travesía en barco para contemplarlas de cerca o sobrevolar el Niágara en helicóptero.
Lago Emerald
Situado en las montañas de la Columbia Británica, en el corazón del Parque Nacional Yoho es un hermoso ejemplo de naturaleza que ver en Canadá. Con sus aguas de un azul turquesa intenso y rodeado de bosques frondosos, el Lago Emerald constituye el atractivo principal del parque. Algunos excursionistas optan por alquilar un kayak para moverse por él. Mientras que otros prefieren completar una ruta accesible para todos los públicos que se conoce como Emerald Lake Trail y que bordea la extensión del lago.
Le Château Frontenac
Todo un icono hotelero que ver en Canadá incluso sin alojarse como huésped. Emplazado dentro de las murallas de la parte vieja de Quebec, está considerado uno de los hoteles más fotografiados del mundo. En 1981 logró ser reconocido como Sitio Histórico Nacional de Canadá. Y cuatro años después, la Unesco lo incluyó en su declaración de Patrimonio de la Humanidad junto con el casco antiguo.
Asimismo, este complejo de cinco estrellas ha sido calificado por Michelin como “la gran dama de los hoteles vinculados a la historia de los ferrocarriles canadienses”. Desde su construcción en 1893 ha sido la sede de importantes cumbres políticas, reuniones de negocios, eventos de la nobleza…y hasta plató para el rodaje de I Confess, de Alfred Hitchcock. A lo largo de sus más de 130 años de actividad, el recinto ha acogido a personalidades prestigiosas entre las que destaca el ex primer ministro canadiense Pierre Eliott Trudeau, la reina Isabel, el actor Charlie Chaplin o la artista Céline Dion.
El hotel lleva la firma del arquitecto Bruce Price, cuya visión fue materializada por la compañía Canadian Pacific Railway. La localización escogida es otro punto a favor para animarse a conocerlo, y es que dispone de unas vistas insuperables hacia el río San Lorenzo.
Pasear por los alrededores del Château Frontenac permite asomarse a la América del Norte más europea gracias a la arquitectura que evoca el aspecto de los castillos del Renacimiento francés. Como si de una cápsula del tiempo se tratara, su fachada de ladrillo, su tejados de pizarra y sus torres puntiagudas mantienen viva la esencia del lujo y la sofisticación propias de siglos anteriores.
Canal Rideau
Los 202 kilómetros de extensión del Canal Rideau funcionan como enlace entre las ciudades de Ottawa y Kingston a través de ríos y lagos y atraen a turistas de todo el mundo. Esta obra de la ingeniería data de comienzos del siglo XIX, cuando fue creado con fines estratégicos y militares en un periodo marcado por las tensiones entre Gran Bretaña y los Estados Unidos. De igual modo, se trata de uno de los primeros canales diseñados específicamente para facilitar la navegación de los barcos de vapor. Lo que explica la incorporación de un conjunto de fortificaciones. Reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, este es el canal operativo más antiguo de América del Norte. No solo mantiene su carácter operacional, sino que además conserva la mayoría de sus estructuras originales.
Durante los meses de verano, el canal se destina principalmente a la actividad turística. No obstante, la bajada de temperatura de la época invernal hace que el canal permanezca congelado hasta siete metros de profundidad. Por lo que los barcos no pueden navegar. Es entonces cuando el canal se reconvierte en la pista de patinaje sobre hielo más grande del mundo. Es posible que no te hayas planteado incluir un canal en tu lista de cosas que ver en Canadá, pero existen muchas maneras de disfrutar de este lugar. La primera es a bordo de un crucero de unos tres o cinco días a través de pueblos como Battersea o Merrickville. Aunque si lo prefieres también puedes recorrer el Bytown Museum de Ottawa, donde se narra la historia del canal.
Parque Nacional de Jasper
No hay debate posible: los amantes de los parques nacionales lo tienen muy fácil a la hora de viajar a este país. Y es que estos espacios son uno de los tesoros mejor conservados que ver en Canadá. El Parque Nacional de Jasper es uno de esos paraísos de aire puro que parecen sacados de otra dimensión. Ubicado en las Montañas Rocosas de Canadá, es el hogar de fauna muy variada, como alces y osos. Este parque combina afiladas cumbres con lagos brillantes y glaciares que observan en silencio a quienes llegan al lugar, y esconde unos cielos nocturnos tan nítidos que parecen pintados a mano.
Parque Nacional Banff
En las Montañas Rocosas de Alberta emerge este paisaje de cumbres nevadas, vida silvestre y aguas de origen glaciar que se ha ganado a pulso ser uno de los lugares más populares de Canadá. La estrella de este lugar es el lago Louise, que se ubica a unos cinco kilómetros del pueblo homónimo. Es uno de los puntos de interés que atraviesa la carretera de los campos de hielo o Icefields Parkway.
No es de extrañar que el lago Louise sea uno de los rincones por excelencia que ver en Canadá. Es su hipnótico tono turquesa dibuja una escena inolvidable cuando recibe los rayos del sol. Tienes que saber que, precisamente, el color de este lago se debe a las partículas de roca procedente del actual Glaciar Victoria. Además de la belleza de este lago, la ciudad de Banff reúne una amplia variedad de actividades. Desde el senderismo y el esquí hasta los humeantes baños en aguas termales.
Icefields Parkway
Como ya te hemos anticipado, la Highway 93 es una de las carreteras más impresionantes del mundo. Por lo que no deberías dejar de verla en Canadá. Con sus 230 kilómetros de longitud, el recorrido de dos carriles es paralelo a la división continental y serpentea entre los paisajes de las Montañas Rocosas canadienses, uniendo así las ciudades de Jasper y Banff. Fue construida durante la Gran Depresión, concluida en el año 1940 y posteriormente ampliada en 1960.
A lo largo del trayecto te toparás con numerosas áreas de descanso, senderos, zonas de picnic, cámpings y miradores para detenerte según prefieras. Te esperan numerosos glaciares, lagos, cañones y picos de montaña que te dejarán sin palabras. Aunque puedes escoger qué ver a tu antojo, te dejamos por aquí algunas ideas: el Glaciar Crowfoot, el lago Bow, el Mistaya Canyon, el cruce del río Saskatchewan, el gigante de hielo Athabasca, la cascada de cuatro caídas Tangle Falls y Sunwapta Falls, donde se abrazan dos valles glaciares. Y, por supuesto, en esta ruta no pueden faltar los dos parques naturales de Jasper y Banff. Un apunte: tanto si decides tomar esta ruta con tu coche o con tu caravana, tendrás que conseguir un pase diario o un Discovery Pass para recorrerla.
Lago Bow
Es una parada obligatoria al conducir por la Icefields Parkway. Este lago en particular se nutre del Glaciar Bow y está situado a unos 30 kilómetros al sur de la ciudad de Banff. En las Montañas Rocosas, a una altitud de 1.920 metros sobre el nivel del mar. Es el más cercano al nacimiento del río Bow (“arco”, en inglés) del que toma su nombre y comparte características con otros lagos como el Peyto o el Louise en cuanto al color de sus aguas.
Lago Moraine
Se localiza en el corazón del valle de los Diez Picos (Parque Nacional Banff) y está separado a unos 14 kilómetros de la localidad de Lago Louise. Alcanza su nivel máximo durante la segunda quincena del mes de junio. Y también presenta un peculiar color azul que es propio de los lagos glaciares en la zona de Icefields Parkway.
Lago Peyto
Alberga el famoso mirador Bow Summit Lookout, que ofrece unas panorámicas inmejorables del lago y del valle que le rodea. Es uno de los destinos más reseñables del Parque Nacional Banff. Es conocido por su silueta que recuerda a la cabeza de un lobo, un oso o un perro (no hay demasiado consenso aún). De nuevo, su origen glaciar le concede un vibrante tono turquesa. Como dato curioso, el lago fue nombrado así para rendir un homenaje a Bill Peyto, pionero anglo-canadiense y uno de los primeros guardaparques del Parque Nacional Banff, quien falleció en 1943.
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